Author: Marta Álvarez Martín
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Hoy ha sido probablemente uno de los días más felices de mi vida. Ha sido un día diferente, y la felicidad sentida ha sido distinta de las vividas anteriormente. No me he vuelto a enamorar, ni me ha tocado la lotería, ni he conocido a nadie. Tampoco he tenido una conversación interesante, ni he leído un grandísimo libro, ni he visto una película de las que dejan huella. Nada de eso. Todo ha sido mucho más sencillo. Me he despertado, he ordenado mi habitación, he limpiado un poco, he ojeado mis redes sociales en internet, he puesto música y me he hecho espaguetis con pesto. Luego he recogido un paquete y me he ido a jugar al futbol. Mientras jugábamos al fútbol, una amiga se ha lesionado, la he acompañado a su casa y he vuelto a la mía. Me he duchado y he ojeado el paquete. Luego me he ido a comprar la comida del mes y una pomada para mi amiga. De camino a su casa fue cuando me di cuenta de que era sumamente feliz. Feliz por saber que alguien confía en mí, en ese yo interior que persiste al paso del tiempo, ese que juré que jamás nadie me arrebataría. Feliz porque, aunque aun queden muchas heridas abiertas, se han cerrado muchas cicatrices. Y porque comprendí el verdadero sentido de todo este circo, de esta vida mía que hoy rebosa de felicidad. Me di cuenta de que todo había sucedido de la mejor manera posible. De que mi destino no podía ser mejor, porque son los acontecimientos los que van moldeando a las personas, y como persona hoy me siento pletórica. Puede que a veces me sienta fea, gorda, estúpida, mala amiga… pero nada de eso es cierto en realidad, y ahora lo sé. Soy así, soy única. Y soy feliz porque cada día intento mejorar. Porque no me faltan sueños en la vida y estoy enamorada de la luz del sol al amanecer. Porque nunca quiero que terminen las noches. Soy feliz porque en compañía siempre me río, y porque también sé reírme en soledad. Porque mis errores del pasado son conocimientos del futuro. Porque aunque deje de estudiar, nunca dejo de aprender. Me siento feliz porque sé lo que quiero, y al final siempre consigo todo lo que verdaderamente me importa (la vida me enseñó a luchar). Porque al final quién siembra obtiene su recompensa, y yo he sabido apreciar la enorme recompensa que me ofrece la vida. Hoy no quiero ser como nadie, hoy solo he querido ser yo. Marta, la chica más feliz de la tierra. Hoy me he vuelto a encontrar y he recordado lo hermosa que era, lo hermosa que soy. El día va tocando su fin pero estoy llena de energía. Y dormiré con una amplia sonrisa en mis labios porque estoy convencida de que mañana lucharé por no volverme a perder. La felicidad es verse a uno mismo sin necesidad de espejos.
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1 comentarios:

On 24 de enero de 2010, 17:56 , Antonio D.V. dijo...

es increible,,,, que nadie te comente esto..... simplemente, yo te tengo envidia ,,,, tengo envidia de que,,,,tu veas ,,,,lo que yo muchas veces no veo,,, de que yo lo vea ,,,solo cuando alguien me lo reconoce,,,me siento muy identificado contigo,,, me recuerdas o me da la impresion de que somos muy semejantes en algunos aspectos ,,, mi felicidad se fundamenta en mi familia y amigos,,, ¡¡¡ ains !!! perdona ,,,,hablamos de ti,,jejeje ,,se me va .....,,que fantastico ,,,,,muy bonito ,,,y es lo que sientes y eso que sientes es fantastico ,,,por lo cual tu escrito tambien lo es ,,,felicidades marta ....