Author: Marta Álvarez Martín
•21:15
España es uno de los países que posee y produce bombas de racimo. Varias empresas de nuestro país las fabrican, aunque la falta de transparencia en el comercio español de armamento hace imposible saber a dónde las venden. Además, el ejército español, según reconoció el ministerio de Defensa, tiene un arsenal limitado de este tipo de armas.
Actualmente está en marcha un proceso, liderado por el gobierno noruego, que tiene como objetivo de lograr un Tratado internacional de prohibición de las bombas de racimo. Hasta el momento se han celebrado dos reuniones, en Oslo y Lima, y 68 gobiernos han firmado la declaración final, en la que se comprometen a lograr este Tratado en el año 2008.
"Es necesaria una legislación que evite que estas armas sigan causando víctimas inocentes. El Gobierno español tiene ahora la oportunidad de demostrar su compromiso con la paz, prohibiendo la fabricación, venta, almacenamiento y uso de bombas de racimo en territorio español, y apoyando de forma clara el proceso impulsado por Noruega para lograr su prohibición internacional. No quedarse sólo en buenas intenciones, sino en hechos", declaró Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace España.
Se ha documentado la utilización de bombas de racimo por fuerzas militares de los países de la OTAN, Estados Unidos o Israel. Desde los años 60 se han usado en distintos conflictos, como por ejemplo: Líbano, Irak, Afganistán, Kosovo, Laos o Vietnam. Sólo en el Líbano se calcula que tras la guerra del pasado verano, quedaron un millón de submuniciones sin detonar. Una bomba de racimo está formada por una bomba “contenedor” que puede ser lanzada desde tierra, mar o aire y que, al abrirse durante la trayectoria, expulsa cientos de submuniciones que se dispersan por amplias superficies. En teoría, estallan cuando alcanzan el suelo, pero esto no siempre es así.Actúan de forma indiscriminada, no distinguen entre blancos civiles y militares y, por sus altas tasas de error, siguen causando muertos y heridos mucho tiempo después de que acabe un conflicto. Afectan sobre todo a la población civil, que son el 98% de sus víctimas. En especial los niños, que son atraídos por sus colores y formas llamativas.
España debe unirse a este movimiento poniéndose al frente de una lucha que es necesaria para salvar el futuro de miles de personas.




Texto copiado del blog de Gente del Viso (http://gentedelviso.blogspot.com). DIFÚNDELO
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