Author: Marta Álvarez Martín
•10:03

El tiempo libre, casi siempre, suele resultarnos muy tentador. Ilusos nosotros, al no caer en la cuenta de que él nos hace pensar y pensar, nos hace pensar demasiado. Y al final uno acaba maldiciendo al tiempo libre.
No sé si fue ese tiempo libre que me lleva acompañando indeseadamente durante una semana, o la fiebre o puede que incluso mi esencial fatalismo, no se quién me impuso estos pensamientos. Pero, no se trata de tristeza, ni de lamentos o maldiciones, tampoco de alegrías ni sobresaltos. Es una sensación, más allá de todas esas cosas, la que me acompaña, la sensación de estar viviendo dentro de una burbuja de licor o de una pompa de jabón, un sueño que se va descubriendo como una mentira.
Ni me compadezco, ni me enorgullezco y ni siquiera me arrepiento de uno solo de mis pasos. Simplemente me voy dando cuenta, poco a poco, de que el jardín del Edén no es más que un invernadero. Y como ni las lágrimas ni las sonrisas saben crear nada nuevo (solo modifican lo existente) he decido unirme a la indiferencia forzada de una flor que sabe que le robarán el polen. Porque quién sabe si quizás, algún día, dentro de un tiempo, vuelva a florecer mi esperanza por alguna otra parte. No digo en un jardín, pero al menos en algún modesto parque.
|
This entry was posted on 10:03 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.