Author: Marta Álvarez Martín
•3:11

Dicen por ahí que murió una niña de cabellos dorados y tirabuzones infinitos. Una niña que siempre sabía sonreír y que soñaba en poesía. Una niña que se divertía coloreando las nubes y oliendo la fruta fresca.

Dicen las malas lenguas que todas las noches le pedía un sueño a una estrella. Y le susurraba a las flores las canciones más bonitas de la tierra. Dicen que mataba las horas contando las piedras del suelo, limpiando el polvo de los rincones más difíciles, peinando a las muñecas sin cabellos.

Dicen también que ella era hija del mar y amiga de las sirenas. Que sus castillos de arena eran los más hermosos de la playa. Que jamás se perdió al descubrir el “Nuevo Mundo”. Que sus manitas siempre encontraban las conchas más coquetas.




Dicen por ahí que no había alegría más sincera, ni flor más radiante, ni sabor más dulce que el de aquella niña de piel canela.


Author: Marta Álvarez Martín
•2:01
Llueve, llueve sobre la tierra arañada,
Mojándose ratas de alcantarilla,
Mojándose niñas con minifalda.
Llueve, llueve sobre la tierra descalza,
Rompiendo paraguas de plástico,
Rompiendo palomas sin alas.
Author: Marta Álvarez Martín
•0:15

Si hay algo que te puede enseñar la Universidad es el ser crítico. Y yo, que considero que soy algo crítica de por sí, estoy aprendiendo a serlo aún más, aunque quizás no más, sino mejor. Ampliar mis argumentos. Y en esta crítica constante e incesante, se me ocurre con disimulo someter a juicio la actividad que considero el pilar de mi vida: los libros y la literatura. Digo actividad porque considero que los libros son eso, actividad. Son el mecanismo que activa mi cerebro, que aviva mi imaginación, que amplia mis horizontes.

¿Por qué libros? No se, quizás, lo reconozco, puede que sea porque tiendo a ser bastante romántica, nostálgica incluso. Hay otras formas de acceder al conocimiento, lo sé, pero para mi los libros son el mejor instrumento. Una película lo suele dar todo hecho, la interpretación está muy orientada, y casi no deja hueco a la imaginación. Un cuadro, una escultura, o cualquier forma de manifestación artística, e incluso la música, te insinúan demasiado. Para mí, el término medio es el libro. No descarto todo lo demás, por supuesto, pero todos tenemos a nuestros favoritos, y todos tenemos nuestras debilidades.

Al caso, en este juicio a los libros, y en este juicio a ese tipo de libros que son los literarios (más allá de la discusión de la ambigüedad del propio término que es literatura), me pregunto por su relevancia, por su utilidad. Si hay algo que se le achaca a la literatura (y al arte en general) es su inutilidad para la vida práctica. Y sí, quizás podríamos sobrevivir sin los libros. Quizás podríamos sobrevivir sin haber conocido a Cervantes, o a Tolkien, o a Shakespeare, o a mi amado Kapuscinski. Eso nadie lo discute. No se ni puedo llegar a saber como sería mi existencia sin conocerlos. Lo que sí sé es que soy lo que soy gracias a ellos, y gracias a todos los libros que han pasado por mis manos (por supuesto, claro está, también soy lo que soy gracias a mis vivencias, a las personas que han pasado por mi vida, quién sabe si también a la genética). Y cada día, cada vez que leo una nueva página, me voy sintiendo más completa. Y esa sensación de plenitud, de saber mirar al mundo, esa virtud de apreciar la belleza de las cosas es la que me hace ser más humana. Es la que me hace odiar menos al hombre, y apaciguar mi muerte, vencer mis miedos. Y creo que sobra todo lo que yo pueda decir acerca de los libros de Historia, Filosofía, Sociología, Matemáticas, Física, Biología, Medicina, etc. Son el pilar de nuestra civilización. Siglos y siglos de sabiduría acumulada.

Por eso, cada vez que escucho a alguien decir frases como: “solo leo los libros que me obligan a leer”, o “leer es aburrido”, o “leer no sirve de nada”, o “los mejores libros son la propia experiencia” (como si leer un libro no fuera una experiencia, que por cierto, muchísimas veces es más gratificante que cualquier otra), me causa mucha lástima. No saben el enorme mundo que se están perdiendo. No saben lo felices que podrían llegar a ser. El conocimiento (para mi inevitable, siempre con mi eterno deseo de conocer más y más) no está de moda en nuestros tiempos. No sabría decir si eso es bueno o malo. Pero no me negarán ustedes que será, cuanto menos, empobrecedor.

Author: Marta Álvarez Martín
•1:08


El águila observaba desde el cielo el paisaje otoñal. El río pronto se helaría, y los peces, melancólicos, marchaban a aguas más cálidas. Aparté la vista del cielo, me quité los zapatos y fui caminando hacia el río. Cuando el camino se bifurca y no podemos mirar más allá es difícil tomar una decisión.
Siempre nos dicen que no hay que volverse hacia atrás, pero yo siempre digo que lo único que debemos hacer es procurar caminar siempre hacia delante. Da igual hacia donde, da igual si es a algún lugar donde ya hayamos estado. A veces, para saber lo que somos, necesitamos recordar lo que hemos sido.
Cerré los ojos y el azul y el marrón se transformaron en negro. Una extraña sensación se apoderó de mí, todo mi cuerpo temblaba. El temor de no saber hacia dónde estaba dirigiendo mis pasos me hacía más vulnerable. Pero poco a poco fui ganando confianza. Empecé entonces a escuchar con mayor claridad, y entre la orquesta del río resonaba furioso mi corazón, latido tras latido, luchando por salir hacia fuera. Sentí al viento azotar mi cuerpo y danzar con mis cabellos, a las hojas de los arboles meterse entre mis dedos, a la tierra y al agua penetrar en mi. El negro se volvió blanco y entonces, y comprendí que solo entonces, no pude verlo, pero mucho más que eso, pude sentirlo.
Author: Marta Álvarez Martín
•0:44

Quiero...

Quiero fusilar al tiempo

y salir de este puto agujero negro.

Quiero romper mis cadenas.

Quiero conseguir mis metas.

Por una sola vez, joder, quiero triunfar.

Quiero quererme.

Quiero sentirme bien

y no tener que sufrir constantemente.

Quiero dejar de pensar.

Quiero dejar de agobiarme.

Quiero salir de este puto cuerpo,

de esta cara asquerosa llena de pus.

Quiero poder sonreir

y que mi sonrisa sea sincera

Quiero ser libre, como el viento.

Y quiero irme lejos, tan lejos

donde nadie pueda verme,

donde todos estén durmiendo.

Quiero...

ser feliz sin que nadie se despierte.

Author: Marta Álvarez Martín
•23:02

Hace frío joder. Un frío que se mete por dentro de mi persona y me trastorna. Aquí, sin luz ni aire, sin inspiración, que estará en su casa con las estufa puesta. Encima llueve y llueve, y vuelve a llover, como los peces de aquel río, sí sí, de aquella canción que hablaba de aquel tipo que nació en un establo, que en aquel entonces debían de llamarse portales a los establos, igual que hoy algunos llaman casapuerta a los portales. El caso es que llueve, no en mi habitación claustrofóbica, pero sí fuera, y yo me noto mojada. Pero no mojada en plan estoy cachonda, no no, (jajajajaja), es en plan no me puedo acostar con el pelo mojado, pásame la toalla ya que me muero de frío, no tengo ganas de secarme el pelo pero puedo resfriarme, o, mejor, niña por dios, que te vas a poner mala, ponte ahora mismo las zapatillas, y, ¿cómo sales así a la calle? Llévate el abrigo y dale un paseito (porque luego no te lo pones, y cuando te hace falta no te lo has llevado). Además creo que este año, por primera vez en nuestra historia, la Navidad y el invierno y todo ese rollo de la nieve y los guantes y las bufandas y las caras felices cuando te tiran una puta bola de nieve y te da en toda la cara se ha adelantado incluso al El Corte Inglés. Mañana me paso y miro el escaparate, a ver que ropa llevan las maniquíes, nadie quiera que se resfríen ellos también, o que se yo, y nos quedemos sin Navidad este año, que con la crisis creo que también por primera vez vamos a adelgazar en vez de engordar, nada de marisco ni cosas caras, que va que va, a lo baratito, y turrón solo para los invitados. Y niña deja de comer porquerías que luego no cenas. Ya, pero es que me gustan más las porquerías que la cena. Aunque cenar, se cena más a gusto sentadita en la mesa con la estufa en las piernas, consumiendo energía a tope para acelerar el cambio climático, que si nos vamos al carajo cuanto antes mejor, que ya está bien de tanta humanidad apestosa y tanta leche por dios, que venga una especie digna de este planeta que nos suplante de una vez por todas. Una especie que resista al frío, que venga con calefacción incorporada (y con aire acondicionado para el verano), o que se queden los robots y nos invadan o venga un millón de alienígenas. Ellos no tendrán ni Navidad ni Corte Inglés, pero bueno, tampoco creo que lo necesiten. Estarán todo el día, que se yo, fabricando cosas raras o dándole de comer a las flores. Así que vamos a derrochar energía ya mismo. Que con suerte, mañana viene una helada polar para congelar nuestros corazones. Ah bueno no, eso no, eso creo que ya lo teníamos congelado desde hace mucho tiempo…


Author: Marta Álvarez Martín
•17:15

Releyendo las hojas de mi agenda 2006-08, me encontré con un texto que hoy se me hace muy presente, muy actual. Sin fechar, escrito entre marzo y abril de este año 2008. Y he aquí mi homenaje, del manuscrito a su digitalización. Que se note que es verdad todo eso que nos enseñan en Tecnología de la Información, Diagramación e Historia.

Diosa del Olimpo

Sólo soy artista cuando me aburro, escritora cuando sufro, amiga cuando me siento sola, buena cuando se portan bien conmigo. Soy fácil, rápida, fugaz, como el todo y la nada (la vida y la muerte), una Diosa perfecta del Olimpo. Pero a veces deseo ser humana, una humana perfecta, artista, cantante, poeta, feliz, orgullosa, sí, orgullosa (esa palabra que tan poco me gusta). Vendería mi eterna vida por esa mortal, tan breve y tan intensa. Porque desde mi monte... todo se ve muy pequeño.
Author: Marta Álvarez Martín
•3:45

La mente es perversa y a veces es difícil controlarla. Es como la realidad, pues en su interior más profundo sabe que todo es caos pero lucha desesperadamente por encontrar un orden. Sin saber que el orden y el caos es lo mismo. Sin saberlo, es difícil controlar la mente. Es fácil gritar a alguien cuando ese alguien te grita a ti, lo difícil es mantenerse callado. Y es fácil callar cuando todos lo hacen, lo difícil es hablar cuando todos son sordos. Así, para la mente es más fácil intentar encontrar un orden dentro del caos, crear opuestos por todas partes, es más fácil eso que aceptar que blanco y negro, el color y su ausencia, son lo mismo. También vemos el negro. Lo visible y lo invisible también son lo mismo. Los dos son existencia. La existencia y la inexistencia también son lo mismo. Pues los dos son imaginables. Lo imaginable y lo inimaginable son lo mismo. Los dos son hipótesis. Pero llegaríamos a una secuencia infinita, que trascendería el espacio y el tiempo. Y la mente todo lo enmarca en el espacio y el tiempo. Y es difícil controlar la mente, sobretodo cuando no quieres aceptar sus limitaciones. Ese deseo por saber más y más, por llegar a esa supuesta verdad que sabemos que es mentira pero que nos mata, nos vuelve locos, deseosos de ver más allá de lo que ven nuestros ojos, de salir de ese espacio-tiempo en el que nuestra mente nos tiene encerrados. Es difícil dejar de comer cuando ya se ha probado la manzana.
¿Cómo se puede teorizar sobre el caos?
Author: Marta Álvarez Martín
•5:12

El aire ahora está tranquilo, mi respiración calmada. Y de mis ojos, aun enrojecidos, no quieren brotar más lágrimas. Cuando los cierro, recuerdo el viento irlandés azotando mi cara, los 214 metros de altura ante mis ojos, las alas del pájaro que juega con el aire y danza el baile de la libertad. Ese deseo de salir volando. Veo esas caras sonrientes y esos pelos rebeldes que revolotean al son de la canción que emana un arpa. El olor del paraíso. Pero cuando los vuelvo a abrir solo puedo resignarme a la melancolía. Y es que mis manos quieren seguir buscando tréboles de 4 hojas en el césped. Ahora se sienten muy vacías, muy solas. Ahora solo pueden escribir en un teclado los restos del ayer más afortunado. Pero sin derramar lágrima, sin lamentarse. Porque poco a poco esa indiferencia abrumadora, esa desesperanza ruin va ganando terreno a los sueños y a las aspiraciones que en un pasado eran las dueñas de mi reino. Ahora camino sin mirar por donde ando, sin contemplar los paisajes. Ahora recorro las calles con prisa. Porque aquí el viento me cabrea, las alturas me marean, los pájaros se cagan en las aceras, y todo el mundo está de mal humor. Porque aquí los tréboles de 4 hojas no existen, y mis ojos enrojecidos, por más que se esfuerzan, no consiguen encontrarlos en medio de tanta necedad.
Author: Marta Álvarez Martín
•19:04


Los domingos me suelo pasar tooodo el día vagueando, tirada en la cama, con dolor de barriga y resaca. Es ya una costumbre, un ritual. Un domingo sin resaca no es un domingo.
Pero hoy me desperté sin ganas. Se estaba muy bien soñando. ¡Marta, las tres, a comer! ¡Arroz con curry y chipirones! Menos mal que está buena la comida. Anoche no pensaba quedarme dormida, eran las cuatro y estaba dando vueltas en la cama, pero últimamente no me apetece ni leer, ni escribir… no encuentro las ganas por ningún lado. Me quedé dormida por rutina, por cansancio.
Después de comer a la cama. Pero el dolor de barriga nada tenía que ver con la resaca. ¿Por qué no bebí anoche? El dolor de barriga es ese típico que te entra cuando quieres cerrar tu corazón a cal y canto, porque te estás dando cuenta de que te lo están atacando. Pero siempre se cierra demasiado tarde, cuando la flecha ya está clavada y el corazón sangrando.
No se si sabréis lo que es estar todo un domingo tirada en la cama, sin ganas de levantarte, sin ganas de nada, respirando por inercia. No sé si sabréis lo que es estar así, como todos los domingos, pero sin haber bebido alcohol la noche anterior. Hay que beber siempre los sábados noche…
Author: Marta Álvarez Martín
•7:29

Hace casi un año que no escribo. Casi un año. Es como decir “mira aquí estoy”, aunque no te acuerdes de mi… estoy aquí, al lado tuya. Sé que no me has visto, pero he estado aquí todo el tiempo. Y es que, para qué volver a empezar algo que ya empecé hace tiempo. En la vida se continúa, siempre se continúa. Así que ala: 9 de septiembre de 2008, aquí estamos de nuevo. Con la sonrisa bajo el hombro y la mano cargada de versos estúpidos que ni siquiera riman. 9 de septiembre, vengo a contar mi historia, y la de todos mis hermanos. Vengo a hacer mi acto de presencia en este caos. A continuar la conversación iniciada en tiempos de Platón. Precisamente yo y a ti, 9 de septiembre.

Y hoy no puedo decir nada más. Sería insultante.