Author: Marta Álvarez Martín
•3:45

La mente es perversa y a veces es difícil controlarla. Es como la realidad, pues en su interior más profundo sabe que todo es caos pero lucha desesperadamente por encontrar un orden. Sin saber que el orden y el caos es lo mismo. Sin saberlo, es difícil controlar la mente. Es fácil gritar a alguien cuando ese alguien te grita a ti, lo difícil es mantenerse callado. Y es fácil callar cuando todos lo hacen, lo difícil es hablar cuando todos son sordos. Así, para la mente es más fácil intentar encontrar un orden dentro del caos, crear opuestos por todas partes, es más fácil eso que aceptar que blanco y negro, el color y su ausencia, son lo mismo. También vemos el negro. Lo visible y lo invisible también son lo mismo. Los dos son existencia. La existencia y la inexistencia también son lo mismo. Pues los dos son imaginables. Lo imaginable y lo inimaginable son lo mismo. Los dos son hipótesis. Pero llegaríamos a una secuencia infinita, que trascendería el espacio y el tiempo. Y la mente todo lo enmarca en el espacio y el tiempo. Y es difícil controlar la mente, sobretodo cuando no quieres aceptar sus limitaciones. Ese deseo por saber más y más, por llegar a esa supuesta verdad que sabemos que es mentira pero que nos mata, nos vuelve locos, deseosos de ver más allá de lo que ven nuestros ojos, de salir de ese espacio-tiempo en el que nuestra mente nos tiene encerrados. Es difícil dejar de comer cuando ya se ha probado la manzana.
¿Cómo se puede teorizar sobre el caos?
Author: Marta Álvarez Martín
•5:12

El aire ahora está tranquilo, mi respiración calmada. Y de mis ojos, aun enrojecidos, no quieren brotar más lágrimas. Cuando los cierro, recuerdo el viento irlandés azotando mi cara, los 214 metros de altura ante mis ojos, las alas del pájaro que juega con el aire y danza el baile de la libertad. Ese deseo de salir volando. Veo esas caras sonrientes y esos pelos rebeldes que revolotean al son de la canción que emana un arpa. El olor del paraíso. Pero cuando los vuelvo a abrir solo puedo resignarme a la melancolía. Y es que mis manos quieren seguir buscando tréboles de 4 hojas en el césped. Ahora se sienten muy vacías, muy solas. Ahora solo pueden escribir en un teclado los restos del ayer más afortunado. Pero sin derramar lágrima, sin lamentarse. Porque poco a poco esa indiferencia abrumadora, esa desesperanza ruin va ganando terreno a los sueños y a las aspiraciones que en un pasado eran las dueñas de mi reino. Ahora camino sin mirar por donde ando, sin contemplar los paisajes. Ahora recorro las calles con prisa. Porque aquí el viento me cabrea, las alturas me marean, los pájaros se cagan en las aceras, y todo el mundo está de mal humor. Porque aquí los tréboles de 4 hojas no existen, y mis ojos enrojecidos, por más que se esfuerzan, no consiguen encontrarlos en medio de tanta necedad.
Author: Marta Álvarez Martín
•19:04


Los domingos me suelo pasar tooodo el día vagueando, tirada en la cama, con dolor de barriga y resaca. Es ya una costumbre, un ritual. Un domingo sin resaca no es un domingo.
Pero hoy me desperté sin ganas. Se estaba muy bien soñando. ¡Marta, las tres, a comer! ¡Arroz con curry y chipirones! Menos mal que está buena la comida. Anoche no pensaba quedarme dormida, eran las cuatro y estaba dando vueltas en la cama, pero últimamente no me apetece ni leer, ni escribir… no encuentro las ganas por ningún lado. Me quedé dormida por rutina, por cansancio.
Después de comer a la cama. Pero el dolor de barriga nada tenía que ver con la resaca. ¿Por qué no bebí anoche? El dolor de barriga es ese típico que te entra cuando quieres cerrar tu corazón a cal y canto, porque te estás dando cuenta de que te lo están atacando. Pero siempre se cierra demasiado tarde, cuando la flecha ya está clavada y el corazón sangrando.
No se si sabréis lo que es estar todo un domingo tirada en la cama, sin ganas de levantarte, sin ganas de nada, respirando por inercia. No sé si sabréis lo que es estar así, como todos los domingos, pero sin haber bebido alcohol la noche anterior. Hay que beber siempre los sábados noche…
Author: Marta Álvarez Martín
•7:29

Hace casi un año que no escribo. Casi un año. Es como decir “mira aquí estoy”, aunque no te acuerdes de mi… estoy aquí, al lado tuya. Sé que no me has visto, pero he estado aquí todo el tiempo. Y es que, para qué volver a empezar algo que ya empecé hace tiempo. En la vida se continúa, siempre se continúa. Así que ala: 9 de septiembre de 2008, aquí estamos de nuevo. Con la sonrisa bajo el hombro y la mano cargada de versos estúpidos que ni siquiera riman. 9 de septiembre, vengo a contar mi historia, y la de todos mis hermanos. Vengo a hacer mi acto de presencia en este caos. A continuar la conversación iniciada en tiempos de Platón. Precisamente yo y a ti, 9 de septiembre.

Y hoy no puedo decir nada más. Sería insultante.